“¿Por la ciudad en ruinas todo invita al olvido...?"

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Llegar un sábado a Zipacón, bajarse de la flota y ver que en las calles no hay casi nadie, que las tiendas de abarrotes están vacías, observar solo cuatro señores tomando en una licorera y de vez en cuando alzar la cabeza, y mirar en los segundos pisos de algunas casas, como se asoman señoras de edad avanzada, temerosas pero a la vez seguras, deja al turista desconcertado, ¿acaso no es sábado?¿no deberían estar la mayoría de los zipacones en el pueblo riendo, hablando? o ¿es acaso esa concepción muy estereotipada de un pueblo? Inmediatamente recordé la frase del narrador peruano, Abraham Valdelomar: “Por la ciudad en ruinas todo invita al olvido, los viejos portalones, la gran plaza desierta y el templo abandonado...La ciudad se ha dormido”; parecía que un señor que vivió hace más de un siglo y un par de décadas demás, estuviera describiendo a Zipacón.

Me dispuse a entrar a una papelería, que da al frente del solitario parque principal, y le pregunté a una muchacha que estaba en el mostrador- ¿Cómo llegó al Cerro de la Virgen del Amor Hermoso?, despúes de una explicación gentil, pero compleja, me dispuse a encontrar el dichoso cerro, no existía señalización, y la calle en la que se me había recomendado ir, se acababa con una cerca de madera, ¿por dónde tenía que coger ahora? Vi una silueta que me observaba desde una casa cercana y me dijo- ¿busca el Cerro de la Virgen del Amor?, está detrás de esa cerca.

Cerca que tenía un candado y al parecer el Cerro de la Virgen, lugar turístico y emblemático de Zipacón era propiedad privada, pues habían dos casas a mitad del cerro y al parecer, una mujer que supongo era una de las propietarias, bajó a explicarme que ese sábado tenían una fiesta y no iban a dejar subir a nadie.

Todo esto me lleva a concluir que Zipacón no tiene una buena planificación de su área urbana, la señalización de los lugares públicos es casi que inexistente, el turista no sabe dónde comienza el casco urbano y dónde empieza el área rural.

Por eso le propongo a las autoridades locales una política pública, encabezada por una actividad que consista en reunir a los habitantes de lo que se considera el casco urbano, para que establezcan si es necesario redefinirlo. El objetivo de la política sería planificar el crecimiento del área urbana, una de sus principales metas, podría ser delimitar el perímetro urbano y diferenciarlo claramente del rural, esto tomaría posiblemente seis meses, en los que se concrete con la población qué espacios continúan siendo urbanos y cuáles deben anexarse al área, visualizando a futuro el crecimiento de dicha zona.